+ 52 (967) 678 5598

info@melelxojobal.org.mx

Melel Xojobal
Melel Xojobal

Día Internacional de la Niña

Compartir
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
  • En Chiapas menos de un 1% de los adolescentes hombres de 12 a 17 años se dedican a los quehaceres del hogar, frente a un 23% de las adolescentes mujeres.
  • Tan sólo en lo que va del año se tiene registro de más de 30 niñas y adolescentes que han sido víctimas de abuso sexual por parte de profesores en escuelas públicas del Estado.

Hace 3 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, para reconocer los derechos de las niñas y los desafíos excepcionales que confrontan las niñas de todo el mundo. El tema del Día de la Niña 2014, “Empoderar a las adolescentes: poner fin al ciclo de la violencia”, se eligió en reconocimiento de la importancia de invertir en las niñas durante la adolescencia para prevenir y eliminar las distintas formas de violencia que experimentan.

Hoy, desde Melel Xojobal relanzamos la campaña “Las niñas y las adolescentes También Cuentan”, con el objetivo de visibilizar y combatir la discriminación contra niñas y adolescentes por su condición de edad y género, para promover el cumplimiento de sus derechos. Esta campaña es parte de una campaña nacional promovida desde la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

En el estado de Chiapas, 4 de cada 10 habitantes tienen entre 0 a 17 años. Por lo tanto, para el 2010, en Chiapas vivían casi 2 millones de niños, niñas y adolescentes, de los cuales 975,872 son mujeres1. Además, el estado de Chiapas tiene un alto porcentaje de población indígena; un 30% de la población del estado pertenece a un pueblo originario. Al analizar el cumplimiento de los Derechos en Chiapas, esto es muy importante ya que los pueblos indígenas tienen mayores rezagos socioeconómicos y menores oportunidades de desarrollo humano. Por ejemplo, un 18% de la población indígena en Chiapas es analfabeta, frente a un 11% de la población no indígena2.

El temor fundado de que las niñas y adolescentes sean objeto de violencia por parte de compañeros, e incluso de maestros, evita que las niñas asistan a la escuela y hace más probable que los padres las retiren de la escuela a temprana edad. De ahí que la violencia basada en el género y la violencia sexual son barreras importantes para que las niñas continúen sus estudios más allá de la educación primaria.

Organizaciones de la sociedad civil, han denunciado que maestros de escuelas públicas en Chiapas, han obligado a más de 30 niñas y adolescentes a realizar actos sexuales. Ellas y sus familias han sido amenazadas con bajas calificaciones y expulsiones si no cooperan o denuncian. Cuando una adolescente es objeto de violencia, sus decisiones y oportunidades son limitadas, mientras que las consecuencias pueden afectarle durante el resto de su vida y pueden repercutir en las siguientes generaciones.

No podemos dejar de denunciar cómo los medios de comunicación contribuyen a reproducir y expandir los estereotipos de género, que son el trasfondo de las conductas discriminatorias y violentas contra las mujeres. La influencia que ejercen programas televisivos, novelas, anuncios publicitarios, cantantes, y otros en la conformación de mitos, significados y valores asignados tradicionalmente.

Yesenia González, de 14 años, expresó: Nos hemos dado cuenta de que a las niñas, adolescentes y mujeres nos utilizan como objetos publicitarios y la consecuencia es que ya no nos valoran por lo que somos si no por cómo quieren que nos veamos.  Se nos muestran adolescentes y niñas muy distintas a nosotras rubias, delgadas, ojos de color y nos hacen sentir menos porque son diferentes. Lo mismo sucede en los videos musicales y la publicidad. Después queremos ser igual a los estereotipos que nos presentan, al grado que algunas podemos caer en enfermedades como bulimia y anorexia, además de generar una baja autoestima.

Comúnmente transmiten la idea de que la mujer debe cuidar a los demás, y responder por la comida y el aseo del hogar. La carga ideológica implícita en tales mensajes obliga a niñas y adolescentes a asumir papeles protagónicos en cuanto a la maternidad y el mantenimiento del hogar, y a liberar involuntariamente a sus pares masculinos de estas labores. A nivel estatal se observa que menos de un 1% de los adolescentes hombres de 12 a 17 años se decidan a los quehaceres del hogar, frente a un 23% de las adolescentes mujeres3.

En ese sentido, Monserrat González, de 12 años, comentó: A nosotras como niñas y adolescentes, desde muy pequeñas se nos enseña a realizar actividades en el hogar, sin embargo, queremos expresar el desacuerdo que tenemos al ver que este trabajo no es reconocido por la sociedad. Es considerado como algo que solo debemos hacerlo nosotras, siempre se ha tenido esa creencia de que las mujeres son de la casa, para atender a sus hijos y a su esposo. Queremos ser tomadas en cuenta para hacer otras actividades más allá de las que se realizan en el hogar y que la sociedad en general aprenda a valorar el esfuerzo que realizamos y que se reconozcan los desafíos a los que nos enfrentamos como mujeres, niñas y adolescentes.

En este contexto, prevalece el matrimonio infantil como una práctica permitida en muchas comunidades indígenas, que representa una grave violación a sus Derechos Humanos, restringe su educación, daña su salud y limita drásticamente su futuro. En la mayoría de los casos, a las niñas y adolescentes se les priva de la oportunidad de alcanzar todo su potencial y de cambiar las condiciones de pobreza, a lo que hay que agregar la criminalización y persecución contra aquellas que rechazan esta práctica. 

Las consecuencias del matrimonio a temprana edad van más allá de sus propias vidas y alcanzan hasta la siguiente generación. Los hijos e hijas de madres adolescentes y sin educación tienen una probabilidad mucho más alta de dejar la escuela, casarse jóvenes y comenzar el ciclo nuevamente.

Resulta evidente que existen aún muchas violaciones a los derechos de niñas y adolescentes en el estado de Chiapas, y que las condiciones socioeconómicas de muchas comunidades y municipios tienen un impacto negativo sobre el cumplimiento de los derechos de niñas y niños.

La discriminación y la violencia contra las niñas y adolescentes es común, frecuente y tolerada, debido a las situaciones generalizadas de desigualdad de género. Es indispensable visibilizar entonces que la violencia contra las niñas y adolescentes, es en realidad violencia de género.

Ante esta grave problemática, las niñas y adolescentes que impulsamos esta Campaña exigimos:
  1. Que no se promuevan estereotipos de las mujeres, niñas y adolescentes en los medios de comunicación para evitar la discriminación y la violencia de género, y que quien lo haga, sea multado.
  2. Exigimos seguridad en las escuelas y respeto por parte de los profesores, prefectos y conserjes, porque hay mujeres, niñas y adolescentes que han sufrido violencia sexual y vivimos con miedo a ser acosadas.
  3. Exigimos que todas las mujeres, niñas y adolescentes tengan la oportunidad de estudiar y se facilite el acceso a las escuelas.
  4. Exigimos que en las escuelas haya educación sobre sexualidad para que estemos bien informadas y tomemos buenas decisiones
  5. Exigimos que a las niñas y adolescentes trabajadoras tengan condiciones de seguridad en su trabajo.
  6. Exigimos que se nos pague igual que a los hombres en cualquier trabajo, así seamos niñas o adolescentes.
  7. Exigimos que hayan sanciones para quienes nos acosan y molestan en la calle
  8. Como niñas y adolescentes exigimos ser escuchadas para la elaboración de leyes que garanticen nuestro bienestar.

¡Porque las niñas y adolescentes también cuentan!


  1. INEGI. Censo de Población y Vivienda, 2010 ↩︎
  2. CDI.  Indicadores sociodemográficos de la población total y la población indígena, Chiapas, 2010 ↩︎
  3.  INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010 ↩︎
Contenido Relacionado
Skip to content